Cómo pedir refugio o asilo en Canadá

 ¿Está interesado en solicitar refugio o asilo en Canadá? Sin duda podemos ayudarle. El punto más importante antes de seguir adelante es tener un caso sólido. Si ya tiene un caso, es importante que lo revisemos para asegurarnos de que reúne los requisitos para solicitar asilo en Canadá.  Además, ya tenga un caso listo o no, por favor escríbenos para que podamos ayudarle.

Canadá honra sus compromisos internacionales y su historia de tradición de ayuda humanitaria apegándose fuertemente a la Convención de Ginebra en términos de protección a los refugiados.

¿Dónde iniciar la solicitud del proceso de refugio en Canadá?

Dependiendo del lugar donde se encuentra el solicitante, y puede ser:

En un puerto de entrada oficial de Canadá, puesto fronterizo o aeropuerto. Al llegar allí, la persona puede pedir refugio o asilo.

Dentro de Canadá: en una oficina de inmigración o en una de Las Agencias de Servicios Fronterizos de Canadá.

Fuera de Canadá: las peticiones de asilo y casos por evaluar se canalizan mediante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y de organizaciones privadas de ayuda humanitaria en acuerdo con el gobierno de Canadá.

En estos casos, un funcionario determinará si el demandante es elegible para presentar una solicitud de asilo. De ser positiva, la solicitud es enviada a la Junta de Inmigración y Refugiados de Canadá.

Ellos son determinan sí se concede el estatus de refugiado en Canadá, después de una audiencia ante un tribunal.


¿Cómo se solicita el trámite de refugio en Canadá?


Para las personas que están necesitadas de hacer una petición de refugio, la Ley de Inmigración y Protección de Refugiados de Canadá establece que puede ser mediante de dos categorías:

Refugiado convencional

Esto corresponde a la categoría convencional y es el individuo que está fuera de su país de origen o de residencia habitual, al cual no puede regresar por temor de ser perseguido por motivos que tienen que ver con la práctica de su trabajo, orientación sexual, opiniones políticas, condición de género, religión, nacionalidad o pertenencer a un grupo social.

Persona protegida

Aplica a personas que se encuentran en Canadá y tienen temor en regresar a su país de origen o de residencia habitual porque tienen amenazas de muerte; o corren el riesgo de sufrir castigos inhumanos, crueles e inusuales.

¿Cómo iniciar el proceso de asilo en Canadá?

Para iniciar el proceso, es recomendable tener en cuenta lo siguiente: Contar con la orientación de una persona experimentada o agencia consultora con experiencia en trámites de refugio y asilo político, para asegurarse que su caso es suficiente factible y si es necesario, ajustar su caso para que sea convincente.

Puntos a considerar

Considerar que el proceso de aplicación tiene un lapso de tiempo de aproximadamente de 1 año y medio para la respuesta, tiempo en el cual el gobierno canadiense permite que el solicitante trabaje y que los niños estudien.

El solicitante deberá prepararse para la audiencia con el juez de migración a cargo de tomar la decisión de aceptar o rechazar la petición de refugio. Si la petición es rechazada, existe la posibilidad de apelar u optar por el proceso de residencia permanente humanitario.

Estar al tanto que no son elegibles los solicitantes con solicitudes anteriormente rechazadas en Canadá.

Apoyo para pedir refugio en Canadá

Si usted tiene pensado iniciar una solicitud de asilo en Canadá, le recomendamos fuertemente contratar a un intermediario u oficina de consultoría para recibir apoyo profesional.

El motivo se debe a que este proceso es bastante perplejo y requiere que el aplicante reciba asesoramiento con el fin de presentar una solicitud bien elaborada y con fundamentos creíbles.

Aunque muchas personas prefieren empezar a asesorarse después de haber viajado a Canadá, nosotros recomendamos categóricamente que es más aconsejable asesorarse antes de ingresar al país, para que cuando se presente la solicitud al punto de entrada del país, el solicitante ya cuente con un motivo bien elaborado y sólido.

Si usted requiere de asistencia profesional para solicitar refugio en Canadá, le pedimos muy amablemente escribirnos  por email a info@cica-acic.ca para que le mandemos mayores informes.

¿Necesita más información sobre la solicitud de asilo en Canadá?
                       Por favor escríbanos a info@cica-acic.ca

Testimonio de un cliente del CICA

Familia que pidió asilo en Canadá

Quisiera compartir mi historia de como decidí pedir refugio en Canada. Mi esposo y yo somos de Bogotá, la capital de Colombia y donde estudiamos la carrera de medicina en México entre el 2019 y 2022. Mi esposo trabajó por 3 años para la empresa “Colgate Colombia” y yo trabajé por 4 años para un albergue llamado “Asilo-Compensar” que brinda servicios de salud privada a trabajadores que cuentan con seguro EPS.

Yo, paralelamente a mis jornadas laborales y en mis ratos libres, dediqué tiempo al activismo en la ciudad de Bogotá a favor de la igualdad entre mujeres y hombres en todos los ámbitos de la vida. Desde que fui estudiante de medicina supe que muchas de las veces las mujeres llegan con graves problemas de salud por causas, que en el fondo se relacionan por encontrarse al margen de un seguro médico (al haberse dedicado a las labores del hogar toda su vida) y por diferentes situaciones de violencia (intrafamiliar, social, laboral, entre otras).

Desde entonces, yo sabía que varios de los problemas de salud entre las mujeres se debían a las condiciones de desigualdad que prevalecen en Colombia porque a las mujeres no se les reconoce el trabajo en casa o porque son víctimas de cualquier acto de discriminación que se refleja en la violencia, el acoso o el abuso. En julio del año pasado (2024), decidí emprender de nuevo el trabajo del activismo cuando me enteré que Ana María Cortés, una antigua amiga activista y luchadora social había sido asesinada siendo secretaria de campaña de Gustavo Petro en Cáceres, Antioquia.

La noticia me conmovió mucho pues no sólo era una entrañable amiga, sino también la admiraba por su capacidad de entrega en todas luchas y por estar siempre dispuesta ayudar a las personas. Al enterarme yo de la muerte de Ana María Cortés, en seguida procedí a contactar con conocidos de ella para preguntar y enterarme más sobre los hechos y las averiguaciones del asesinato pues el hecho me parecía algo injusto y que las autoridades debían estar tras los sospechosos o posibles culpables del crimen.

En Colombia se reconoce que ha incrementado el número de asesinatos de activistas y líderes sociales por lo que es un tema que nos preocupa a todos. Yo, incluso, me di a la tarea de ir a preguntar al Departamento de Policía Antioquia de la Policía Nacional de Colombia para saber si habían procedido a realizar las averiguaciones oportunas, pero el caso parecía postergado y en espera. Esperé un par de semanas y me propuse indagar por mi cuenta sobre los hechos con conocidos, familiares o personas que la habían visto por última vez.

También contacté a unas personas que viven y trabajan en la zona donde la habían encontrado muerta y pregunté sobre la posibilidad de que algunos oficiales hubieran ido a investigar sobre los hechos o que los mismos vecinos hubieran visto algo extraño. Entre los vecinos que logré contactar, todos habían dicho que hasta ese momento nadie había ido a preguntarles. Tal revelación de los vecinos me preocupó y me hizo ver que algo estaba mal porque como el caso de mi amiga y miles de mujeres la justicia nunca llega.

Entonces pensé que debía hacer algo y ponerme en comunicación con algunas de mis conocidas, colegas y amistades para tener una estrategia de trabajo para denunciar el asesinato de numerosos líderes sociales y activistas en Colombia en el marco también de la gran desigualdad entre hombres y mujeres en el país. Antes el activismo lo ejecutaba con compañeras, conocidas y amistades del refugio, que siempre estaban dispuestas a dar la cara o de protestar a favor de la equidad de género, pero en los últimos años mi lucha se empezó a dar con personas desconocidas a través de las redes sociales.

Entonces, desde mi casa y en Facebook, en octubre del 2024 emprendí la iniciativa de hablar del caso de Ana María Cortés y poner un mensaje para aludir a los casos de asesinatos de activistas y líderes sociales en Colombia sin esclarecerse aún. En el anuncio que puse en Facebook también aludí a la posibilidad de que los familiares de las víctimas tuvieran asesoría gratuita de un abogado para los casos en los que no se haya aplicado la justicia o no se hayan realizado las averiguaciones pertinentes por los elementos de la seguridad pública los funcionarios públicos responsables.

A su vez en el anuncio se señalaba la necesidad de denunciar y tomar nota de oficiales corruptos y que no actuaran con apego a la ley por incidir en prácticas discriminatorias hacia las mujeres. Entonces, desde el mes de noviembre del 2024 empezaron a contactarme personas del Facebook y cuando se podía yo les ofrecía atenderlos en una pequeña oficina que había puesto en la casa para hablar de los casos. De hecho, al menos 4 mujeres me comentaron que la estación de policía ubicada en la zona Miguel Hidalgo no investigaban casos de violencia y asesinatos en contra de las mujeres entonces decidí publicarlo en Facebook.

En ese anuncio también mencione un oficial llamado Raúl García el cual básicamente no hacia investigaciones para nada, tanto el cómo sus colegas en esa estación de policía. A mediados de noviembre, empecé a recibir extrañas llamadas de sujetos que se decían amigos de los oficiales y de paso expresaban amenazas de muerte. Yo desde un principio tomé muchas medidas de precaución para andar en la calle y dirigirme a distintos lugares, precisamente porque sabía que correría riesgos por las actividades desarrolladas y por la situación de vulnerabilidad que enfrentan todos los activistas y personas entregadas al trabajo social y voluntario a favor de la justicia y la paz en Colombia.

Tan pronto las amenazas continuaron por teléfono, el 22 de noviembre del 2024 presenté una denuncia ante la Policía Nacional de Canada por tales hechos y me pidieron que rindiera detalles de mi trabajo en el asilo, la red social en Facebook, mis contactos y todos los lugares que solía estar para que se procedieran con las investigaciones.  Teníamos demasiados problemas, así que pensamos que debíamos investigar cómo solicitar asilo en Canadá. Todavía no teníamos nada decidido, simplemente estábamos buscando en Internet sobre ese tema.

Tras la presentación de la denuncia me indicaron que debía regresar y sólo me dieron el número de folio de la denuncia. Luego pedí una copia de la denuncia y me dijeron que no podían dármela. Recuerdo haber dado muchas vueltas y sólo decían que me llamarían para “continuar” con el seguimiento del caso, pero estoy segura que jamás emprendieron ningún tipo de investigación. Cuando llegué a responder a las llamadas anónimas con amenazas, los sujetos se hacían pasar por “amigos de oficiales «por lo que podían estar asociados a la estación de policía donde el oficial fue señalado por no cumplir con sus funciones a cabalidad y presentar acusaciones por no apoyar en las investigaciones o encubrir a sospechosos y criminales.

El 15 de enero se presentó una mujer por el caso de una violación denunciada y una mala atención por parte de un oficial. Mientras yo hablaba con ella, en tres ocasiones sonó su teléfono y se puso a escribir mensajes para responder a alguien que le había escrito. En eso estaba en tratar de atender a la mujer cuando de pronto escuché fuertes golpes a la puerta y apenas pregunté quién era cuando sólo escuché decir que tenía órdenes de cateo. Por segundos me confronté al dilema de abrir o escapar, pero cuando abrí la puerta entraron tres individuos con armas de fuego y que señalaban tener ordenes de revisar mis pertenencias. Yo les pedí la orden de cateo, pero nunca me la mostraron. Delante de mí empezaron a revisar y a llevarse todo lo que pudieron sin mi consentimiento (documentos, carpetas, computadora, impresora). En especial, lo que más me afectó fue que hayan visto el servicio en línea donde tenía el respaldo de buena parte de la información, porque otra parte la tenía en una memoria que también se llevaron. Yo respaldaba la información en WeTransfer, pero cuando los sujetos armados llegaron tenía prendida la computadora y activado el servicio en línea por lo que se percataron y procedieron rápidamente a cambiar la contraseña. Ese mismo día cuando traté de entrar al WeTransfer era demasiado tarde, y pues yo ya no podía entrar.

Cuando me fui a parar a la estación de policía para denunciar el asalto a mano armada (pues nunca me mostraron la orden de cateo) recibí una pésima atención de los oficiales, puesto que para ellos yo había ido demasiado lejos con esas declaraciones y según ellos todo lo que me pasaba era porque no estaba haciendo bien las cosas. Además, me recordaron que denunciaba los hechos pero que al mismo tiempo me atrevía hablar mal de ellos por lo que no estaban para esos “jueguitos” y que nadie me creería todo el “teatro” porque no tenía sentido cómo procedía.

Al final, me sugirieron quitar los anuncios por la red social de Facebook porque era yo misma la que estaba provocando los problemas. El mero día del asalto ya no regresé a la casa y me quedé con unos familiares. Al día siguiente me fui a Medellín por el temor de que me pasara algo peor y decidí llegar a una habitación que era rentada por un conocido. Mi esposo me alcanzaría después, pues él tuvo que quedarse todavía más días en Bogotá por el trabajo. Yo estuve tranquila por unos días hasta que el propietario de la habitación donde me encontraba me marcó al celular para pedirme que debía salirme del lugar. Yo le pregunté el motivo y él me respondió que no deseaba tener problemas con la autoridad porque en Facebook, aparecía mi foto con señalamientos de ser una persona peligrosa por operar en una red de tráfico de órganos. Según el señor estaba circulando por todo Colombia con comentarios y expresiones de enojo e indignación de muchas personas, que solían acompañarse de me gusta y shares. El señor me pidió salirme de la habitación lo antes posible ya que de lo contrario se vería en la necesidad de hablar con los policías, porque en realidad ignoraba qué persona podía ser yo.

El señor fue amable de enviarme por Facebook esa publicación la cual llevaba también un número de teléfono para denunciar donde estaba mi paradero y que daban recompensa de 10 000 000 de pesos. No era la policía, eran esos delincuentes de la estación de policía que me estaban buscando y por eso dijeron falsedades sobre mi persona. Ese mismo día salí de la habitación y a escondidas me dirigí a casa de una compañera y amiga que había conocido en la carrera de medicina, ella me ayudó a cambiar mi aspecto físico para no ser identificada y trasladarme por las calles y el transporte público, sin el peligro de ser detenida en cualquier momento o por cualquier persona.

Mi amiga me permitió que me quedara en su casa por unos días y después me ayudó a llevarme en su auto hacia Barranquilla, donde tengo unos familiares y que sabían toda la situación por la que estaba pasando. Cuando llegué a Barranquilla, mis familiares pasaron por mí y me auxiliaron en los días que estuve en su casa. Mi esposo me alcanzó en esta ciudad. Ni él ni yo podíamos creer lo que estábamos viviendo, pues las acusaciones contra mí habían ido demasiado lejos. Entonces, él y yo platicamos de todos los inconvenientes de continuar en el país, al final él me convenció que debíamos dejar el país. El 22 de febrero del 2025 decidimos salir de Colombia para pedir refugio en Canada con la ayuda del CICA. La decisión de pedir asilo en territorio canadiense no era una decisión fácil pero no teníamos otra opción.